Manuel Gavilán Sánchez, ese mismo don Manolo que nos saludó siempre con energía y cariño, que siempre me preguntaba por mis padres y me encomendaba llevarles un saludo, el que fue pilar en la publicidad de nuestro país por tantos años, quien nos enseñó siempre y desafió en cada paso, descansa hoy en la paz del Señor.
Don Manolo fundó Moderna, Noble & Asociados en Costa Rica, una agencia que llegó y se hizo un espacio propio a base de fuerza, trabajo y recio carácter en cada trance de ésta actividad publicitaria. Fue don Manolo quien nos enseñó a vender ideas, a presentarlas a las fuerzas de ventas de los anunciantes con seguridad e ingenio, a crear con estrategia en mano y a tomar de lo externo todo lo bueno, como en su caso con Ogilvy, una organización que recibió también mucho de don Manolo.
Cuando me iniciaba en McCann-Erickson, don Manolo estableció alta la vara de la calidad de nuestras presentaciones, picó la competencia con talento y con una facilidad envidiable para comunicarse con el público de forma simple, poderosa y clara. Sus posiciones nunca eran a medias y su opinión siempre era expresada con determinación, a la vez que era famoso por su personalidad firme, definida y exigente, pues fue un volcán de energía y lucha, de garra y carácter.
Hoy su legado está en su familia, sus amigos y la agencia que fundó, prolongada en esa Ogilvy que tanto admiramos y respetamos todos en Costa Rica y en el mundo entero. Hoy su legado, aún para quienes no lo tuvimos tan cerca como habríamos querido, se suma al de amigos queridos como Hernán Ortega y Mirta de la Cuesta, y pioneros inolvidables como don Arnaldo Garnier. Se nos van los publicistas de una generación y nos dejan la responsabilidad de tomar su herencia y superarla, de enfocarnos y trabajar duro para luego pasar el legado con más y mejor, con valor y calidad.
A Manolo, su hijo y mi amigo, colega y compañero de ilusiones en la publicidad de nuestro país, le envío con estas líneas mi reiterada muestra de solidaridad, de cariño y sentir, con un mensaje simple, querido Manolo, hoy es tiempo en la vida de seguir llenando de orgullo a tu papá.
