Costa Rica está obligada a desprenderse de su idionsicracia puravidística y todatranquila, para reconocer que el mundo no espera ni la llama, y por esto, o Costa Rica va al mundo o nos deja. Es así de simple. No faltará pesismistas que digan que ya nos dejaron botados, como optimistas como yo que estamos convencidos de que estamos a tiempo, si pagamos el precio, si somos humildes para aprender y nos volcamos a hacerlo.
Por esto, estoy fascinado con la idea de que ayer miércoles continuó la Escuela Superior de Creativos argentina entrenando y detonando, enseñando y encendiendo a más de 70 participantes en el taller impulsado por ASCAP y que se lleva a cabo en el auditorio de la Uveritas. Me lo he perdido, pues sigo pintado de colores por estos rumbos del mundo, y por esto, no puedo decir nada más que gozo a lo grande que esté sucediendo y que hoy jueves por la noche concluya con éxito.
A Fabiana y a su equipo, muy fotogénicos todos!, un abrazo a lo lejos y un agradecimiento sincero por este esfuerzo tan maravillosamente inspirador. Costa Rica se merece un lugar en el planeta mucho más grande que el relacionado a la proporción de su territorio. En esta semana he pasado días enteros adentro en Saatchi & Saatchi Londres, con ellos y conociendo cómo preparan una reunión, cómo arman sus presentaciones, cómo planifican y cómo se organizan, hay diferencias importantes que reconocer, niveles de profesionalismo que alcanzar, aunque sea cierto también de que éste es un mundo de similitudes.
A Lilliana González, como se lo comentaba ayer en el messenger, FELICITACIONES! Una vez más la sacó del estadio y se pintó una rayita más en su carrera de éxitos por Ascap, por la publicidad del país, por los que creemos apasionadamente en que Sí Se Puede. Gracias, Lili, de todo corazón.
En todo caso, sería maravilloso que quienes han participado en el taller nos cuenten de su experiencia!, y por esto, acá los dejo con el espacio abierto y a fuego lento.
Un abrazo!
25 Consejos para tu Vida
octubre 23, 2015
En muchas ocasiones dedicamos nuestro tiempo para quejarnos por algo que no nos gusta o simplemente lo dejamos pasar y nos conformamos “con lo que hay” sin darnos cuenta de que podemos cambiar las cosas.
